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jueves, 22 de febrero de 2018

El pequeño, insignificante y tosco, artilugio de madera

Reproducción  de "El artilugio de Cleopatra"
Forma parte de la exposición permanente del museo
egipcio de El Cairo.
"Cuando un pequeño artilugio de madera     rectangular, tosco, opaco, poco merecedor de los apetitos de una reina, desapareció de los aposentos de Cleopatra, ésta hizo llamar a voz en cuello a todos los esclavos de su casa. Evocaron, las terribles pupilas de su ira, los tiempos en que las arenas del desierto se fundían al fuego implacable del sol, cuando las  pirámides no eran más que fantasmas imposibles en los sueños de un constructor de maravillas. 

Del objeto y de su utilidad nada se sabe, sólo las damas de compañía de Cleopatra pudieron verlo de cerca. Le habían visto sostenerlo, hacerlo girar, sopesarlo entre sus dedos, como si a cada giro formulara una pregunta terrible. Ninguna se atrevió jamás a preguntar para qué servía o de dónde había salido, sólo sabían que cuando la reina se sumía en un velo melancólico y distante (como si una lluvia pesada hubiese roto para siempre el velo rojo del desierto), dicho objeto era el único capaz de sacarla de su ensimismamiento. 

Cleopatra trató de sacar la verdad a cada uno de sus esclavos, usando para ello los más terribles flagelos, pero nada obtuvo de ello. Parecía como si el objeto hubiese sido tragado por la arena. Sólo uno de sus sirvientes, vencido y roto por el horror de la tortura, supo dar vaga razón del artilugio, aunque sin reconocer un robo ni especificar su paradero. Obviamente dicha ambigüedad le costó la cabeza, y también parte del hombro izquierdo (las guillotinas de aquel entonces no habían alcanzado aún la eficacia técnica que alcanzarían siglos más tarde, durante la revolución francesa).

El artilugio de Cleopatra nada se supo, desapareció de la faz de la tierra, pero hasta el día de hoy,  en los pequeños y olvidados pueblos cercanos al Nilo, todavía se regala a las mujeres silenciosas, pensativas o de carácter demasiado melancólico, pequeños trozos de madera de ébano con el sello de Cleopatra grabado en sus extremos, como conjuro contra la tristeza".

("Inventario de objetos aparecidos o desaparecidos; 
Efecto de su presencia o ausencia en el entramado social", página 82, 1975) 
Editorial Pequeños Mecanismos


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