En las dieciocho historias que la componen los personajes aparecen y desaparecen, entran y salen pero al final siempre vuelven otorgando al pueblo el estatus de territorio inexorable y a los cuentos la estructura de novela definitiva, ¿para observar el todo al completo si para contar una gran historia sólo se necesitan fragmentos aislados?, ¿no es eso lo que hacemos todo el tiempo, observar por una rendija, (siempre diminuta, siempre sesgada), lo que pasa al rededor? Pollock demuestra no sólo que esa inquietud es válida sino que su puesta en marcha es perfectamente posible, perfectamente compatible con el ejercicio cada vez más solitario de observar lo que nos rodea.
En Knockemstiff las pocas decenas de casas, la geografía de sus calles, las carreteras que se leen como agujeros de gusano hacia la normalidad inaccesible del mundo exterior, ejercen sobre sus habitantes una atracción demoledora y violenta, Knockemstiff circula por su sangre lo mismo que la maldad y que la locura; padres, hijos, madres, hermanos, generaciones enteras marcadas por la fatalidad. Una realidad que, por suerte, sólo vemos gracias a la indiscutible habilidad de Pollock para transformar lo terrible en un espectáculo sórdidamente atractivo.
Reza la contraportada;
"Bienvenidos a Knockemstiff, Ohio. Una hondonada en mitad de ninguna parte a la que a duras penas se puede otorgar la categoría de pueblo. Un lugar del que parece imposible huir y en el que la fatalidad, la desidia y la incapacidad de reescribir el propio destino parecen transmitirse por vía genética. Una suerte de agujero negro —y real, aunque hoy día está prácticamente despoblado— en el que nunca ocurre nada y en el que, sin embargo, ocurre todo. Pero, por encima de cualquier otra cosa, Knockemstiff es —compartiendo cartel con la galería de personajes recurrentes más descorazonadora que uno pueda imaginar— el protagonista omnipresente de esta colección de relatos cargados de triste realidad, violencia, sordidez y un oscuro sentido del humor."Pero lo que hace de Knockemstiff algo realmente excepcional es que la violencia que rezuma no tiene una finalidad moralista o redentora, Knockemstiff no pretende enseñarnos nada, no hay el dedo del narrador suspendido sobre las cabezas de sus desgraciados hijos ni para culparlos ni para justificarlos: el dios Pollock ha colgado bien alto sobre su trono el rótulo de "id y haced lo que se os venga en gana, que pase lo que tenga que pasar"...
De lectura recomendada para todo el que no tenga miedo de mirar de vez en cuando debajo de la alfombra, y de lectura obligatoria para el que guste de correr los riesgos de la buena literatura.
Acá os dejo una muestra de lo que podéis encontrar en Knockemstiff (Literatura Random House, 2017)...
Muy cierto. Todos miramos por una rendija. De donde esté situada y de lo grande que sea, dependerá la percepción de las cosas. Cerca del abismo, la panorámica es buena pero peligrosa.
ResponderEliminarY no veas lo cerca del abismo que nos lleva Pollock. Tienes que leerlo, a mi me ha sorprendido.
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