No puede existir comunicación verbal, no hay lazos que le unan a nadie, ha llegado tarde, se ha extraviado en el camino, alguien se ha confundido en las calles, en los buzones de unas casas que, a primera vista, parecen todas iguales. La carta sin destinatario ha vuelto al servicio de correos.
¿Qué se hace entonces con el elemento que no encaja?, ¿qué esperanza hay para la pieza que no funciona?
"El patio estaba completamente tranquilo. A los presos comunes les estaba vedado el acceso. Los muros que lo rodeaban, de asombroso espesor; excluían todo ruido. El carácter egipcio de la arquitectura me abrumó con su tristeza. Pero a mis pies crecía un suave césped cautivo. Era como si en el corazón de las eternas pirámides, por una extraña magia, hubiese brotado de las grietas una semilla arrojada por los pájaros."
Cuando hace muchos años leí "Bartleby el escribiente" aprendí el valor de la insumisión tranquila. Ese "preferiría no hacerlo" del empleado simboliza la negativa amable y educada, pero no por eso menos subversiva. Todo lo contrario. Precisamente porque es un "no" de cortesía, un "no" de guante blanco, su poder demoledor es mucho más grande y más difícil de combatir. Éste es uno de esos relatos fundamentales que te ayudan a entender lo que es la literatura.
ResponderEliminarEl simbolismo de este relato es difícil de desentrañar, he visto en la red al menos tres hipótesis diferentes y la mía, no se parece a ninguna de ellas. Y aunque para mi las palabras de Bartleby no sean una forma de resistencia subversiva, sigo valorando esa capacidad que tienen algunos de convertir en batalla la negación y la inactividad. Yo, un ser mucho menos elegante, disfruto más sacando la katana...
EliminarGracias por pasarte por aquí :)