El arco iris de gravedad, Thomas Pynchon (parte 13)

Páginas 145-177 (última actualización en marzo de 2019).

Parte 13: Sobre el terrible capitán Blicero.

Misil balístico V2 alemán.

En esta sección aparecen tres nuevos personajes unidos por razones e intereses muy pero que muy oscuros; el Capitán Blicero, Katje y Gottfried.

El primero es un comandante de la SS a cargo de la batería de cohetes V2 alemana, Gottfried y Katje son el chico alemán y la jovencita holandesa a quienes Blicero mantiene prisioneros en una casa en las inmediaciones del hipódromo de Duindigt. Porque aparte de su interés por los misiles balísticos y la apasionada lectura de Rilke, el capitán Blicero tiene también otros intereses un poco menos intelectuales, el sadomasoquismo y la pederastia. 

Gottfried y Katje son en realidad sus esclavos sexuales, y aunque Blicero duda razonablemente de la lealtad de Katje quien podría ser una espía británica o una integrante de la resistencia holandesa, eso no le impide dar rienda suelta a sus particulares apetitos, como la escenificación del cuento de la bruja, Hansel y Gretel con el joven Gottfried encerrado en una jaula, mientras Katje hace el papel de hermana...

Ya desde su primera aparición, desde sus primeras misiones en el África colonizada —donde pervierte a un joven herero a quien llama Enzian— Blicero va dando forma a la sátira del villano ideal; sadomasoquista, pederasta y torturador, que representa el arquetipo de la depravación, el terrible papel de un propagador de la muerte. 

Para resistir a todo aquello Gottfried se consuela pensando en los peligros del frente, en que comparado con los horrores de la guerra su situación en casa de Bliecero, dentro de esa jaula, es mucho mejor que allá afuera. A veces hasta se siente culpable de disfrutar de esa reclusión forzada, porque ¿qué podría hacer el joven y hermoso Gottfried como un soldado más en esa guerra? El chico sueña con estudiar ingeniería cuando todo acabe, eso si sobrevive, eso si alguien se acuerda de sacarlo de la jaula...

Katje, misteriosa y diligente, pasa importante información a los ingleses aunque siempre evite eso sí señalar la ubicación exacta de la batería de cohetes de Blicero... Para demostrar su fidelidad a la SS —para mantenerse fuera de línea de visión de Blicero, para intentar seguir con vida—, Katje asiste fielmente a las reuniones, trabaja en una dependencia de la Luftwaffe donde ha tenido que delatar al menos a tres familias de judíos enviados al este. 

"...número de escuadrillas, paradas de aprovisionamientos de combustible, técnicas de recuperación en barrena […] ¿Acaso no lo ha hecho? ¿Qué más quieren? Katje pregunta esto seriamente, como si existiera un verdadero factor de conversión entre información y vidas."

Katje pasa la información a Prentice. Katje y Pirate son confidentes y parece haber entre ellos una cercanía que va más allá de lo profesional. En el futuro, tal vez Katje pueda ingresar a La Visitación Blanca, la misma que de desde hace meses espía cada movimiento de la chica.

Katje y Gottfried están en la parte baja de la pirámide, pero al menos pueden huir de la primera línea de guerra. Entre el hambre, los misiles y la muerte, entre todo lo que puede salir y sale mal cuando se es un refugiado o un soldado, Katje y Gottfried experimentan la distorsionada sensación de permanecer en un estado de relativa seguridad. Hasta que siga en pie la casa de Duindigt, hasta que Blicero siga con vida, hasta que no llegue el ataque británico que los haga volar en mil pedazos por los aires, esa casa es el único mejor lugar para ellos.