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miércoles, 21 de febrero de 2018

Somos lo que vemos, Jordi Ribas (Traducción)

Hace un tiempo publicaba yo una entrada en la que dejaba ver mi entusiasmo por el que en ese entonces era mi más reciente descubrimiento; el trabajo del ilustrador italiano Andrea Ucini. Por ese mismo entonces Jordi Ribas hacía el mismo descubrimiento pero se proponía además escribir un post para decodificar la mirada de Ucini a través de su propia mirada. Por supuesto a Jordi le salió bien. Y producto de ese ejercicio aparece lo que hoy traduzco para vosotros. 

Somos lo que vemos
Hay artistas que nos recuerdan con su obra que no vivimos en el mejor de los mundos posibles. La crítica social resulta el leitmotiv de buena parte de los trabajos de las nuevas hornadas de creadores gráficos. El tema recurrente de una sociedad en crisis perpetua se manifiesta a través de un surrealismo incómodo que desnuda la apariencia de las cosas y nos traslada a otras dimensiones. Es, como afirmaría René Magritte, la traición de las imágenes: signos y símbolos que se rebelan y trastocan la realidad convencional para conducir al espectador a un universo donde todo se distorsiona y se vuelve enigmático. Los objetos y figuras humanas pierden la congruencia tranquilizadora de la normalidad. Con la luz de la ironía surge lo fantástico, lo extraconsciente, la mirada perpleja, la belleza convulsa que descoloca. 



Uno de los ilustradores emergentes que mejor representa el escepticismo crítico hacia la sociedad actual es Andrea Ucini. Este dibujante, de origen italiano que vive a Hundested (Dinamarca), ha conseguido compaginar con eficacia funcionalidad y singularidad. Sus composiciones, pensadas para ilustrar artículos de prensa y productos de consumo, sobrepasan el carácter utilitario y nos introducen en un continuo cuestionamiento de los valores imperantes. Con cromatismos pálidos, perfumísticos, y trazos delicados que contrastan con la dureza de los mensajes, Ucini retrata escenas del día a día y las convierte en metáforas del absurdo. Ni los personajes ni los ámbitos son lo que parecen a simple vista. Asistimos a un desplazamiento del significado, a una alteración de las semánticas visuales. Cómo si la realidad fuese un virus que muta deprisa. Aquello que antes era conocido, ahora se transforma en extraño y lesivo. 


Se constata el desarraigo del individuo hacia las normas del entorno. El discurso publicitario postula que la identidad se encuentra en los productos que adquirimos. En ilustraciones como About consumerism Andrea Ucini sugiere los efectos perversos de las compras compulsivas. Cortarse las venas con una tarjeta de crédito no plasma sólo un acto de suicidio económico, sino también ético. La hipocresía de la doble moral del sistema se materializa a Against Violence, donde unos guantes de boxeo suspendidos en la pared forman la silueta de un corazón. La rudeza, disfrazada de sentimientos, se impone. Los privilegios de unos se fundamentan en la agonía de los otros. Este es el concepto presente en Beauty: una pierna con medias de malla descansa encima de un zapato de tacón, pero el tacón es una mujer minúscula que sostiene la coquetería insolidaria de una señora de clase alta. La injusticia no conoce géneros ni sexos. 



La actualidad política no escapa a las diatribas gráficas de Ucini. En Dark times of America vemos como en una bombilla eléctrica rota se perfila el rostro de Donald Trump. La oscuridad ha invadido el cuarto. La bombilla, igual que en el Guernika de Picasso, simboliza el influjo beneficioso de Hélios, el dios griego que encarna el astro solar y la victoria del conocimiento por encima de la ignorancia. Para nuestro ilustrador, la presidencia de Trump es sinónimo de eclipse total para los Estados Unidos. En otros proyectos, Andrea Ucini opta para transformar una escena sin misterio en un enigma. En Economic Paralysis, a un carro de súper le han robado las cuatro ruedas en el parking de la gran superficie. Cómo si fuera un automóvil de lujo, donde antes había las ruedas, ahora se ven ladrillos. La parálisis del robo, según se deduce, también estaba en oferta. Una de las obras con significado ambiguo es Can we escape ageing? (en castellano ¿Podemos huir del envejecimiento?). Una barca con quitasol, que parece inspirarse en el mito de Caronte, atraviesa un río o un lago. La barca nos escruta como un ojo interrogador en la inmensidad acuática. 



Why we ignore the obvious nos muestra que no hemos aprendido a distinguir lo evidente. Un hombre y su perro, ante el cuadro de La danza de Henri Matisse, centran toda su atención en un rectángulo de vacío gris despreciando el rito circular, la fuerza de unos danzarines extraídos del arte primitivo. La metamorfosis de las cosas es el punto de partida de algunos dibujos de Ucini. En Holiday at home la pared de la sala de estar reproduce un paisaje marino. Una tabla de surf, casi como una tabla de planchar, apoyada en el mural de playa y veraneo, ayuda a recrear el paraíso doméstico. How to trust trata de los peligros de la impostura, el ofidio de cascabel se disfraza de cisne inofensivo y suscita un equívoco que podría ser letal. El astuto depredador oculta sus verdaderas intenciones. Brillante es la alegoría animista de Waste milk donde una nevera vintage derrama hilos de leche y las manchas lácteas componen la figura de una vaca ordeñada. Cómo si los alimentos tuvieran memoria para recordar de donde vienen. 

La evolución de los homínidos es otro de los argumentos que también desarrolla Ucini. The Origins representa un fotograma del film 2001: una odisea del espacio, dirigido por Stanley Kubrick en 1968. El simio ya no adora un monolito de procedencia incierta, como en la película, sino un iPhone gigantesco que seduce con la buena nueva del progreso tecnológico. En We are what we eat (en castellano "Somos el que comemos") nuestro ilustrador nos muestra un ser humano que de tanto ingerir plátanos se transmuta en un mono vestido. El comunicado es transparente: de lo que se come se cría. Tesis que podríamos aplicar a la mirada. En términos visuales, nos transformamos en omnívoros, devoramos todo tipo de imágenes. Nuestra dieta ocular determina quienes somos y cómo pensamos. El homínido erecto se pone derecho para ver mejor, pero según el filósofo Friedrich Nietzsche, si se mira demasiado tiempo el abismo, el abismo acabará mirando dentro de nosotros.

Jordi Ribas.



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